Los 4 Estilos de Apego y su impacto en ti

Los 4 estilos de apego y su impacto en ti

¿Te has preguntado por qué tienes ciertos comportamientos en tus relaciones? ¿Eres celoso e inseguro? ¿Eres posesiva o controladora? ¿Tienes miedo al abandono? Entender tu comportamiento a través de los estilos de apego te puede ayudar a tener una perspectiva más abierta y sensible sobre tus necesidades.

El apego es tu conexión con los demás. Conexión que es vital para el desarrollo emocional y tu salud. Desde que naces hasta que mueres, sentirte conectado con otros es importante para tu bienestar. Por lo tanto, los estilos de apego que aprendes en la niñez son muy influyentes para relacionarse con los demás y entenderte a ti mismo.

Los estilos de apego se refieren a los patrones de relaciones interpersonales que se desarrollan temprano en nuestras vidas, particularmente en el contexto de nuestras relaciones con nuestros principales cuidadores, que en muchas ocasiones son nuestros padres. Los estilos de apego dan forma a la manera en que abordamos y desarrollamos nuestras relaciones a lo largo de nuestras vidas por eso es importante entender cómo influyen en nuestro comportamiento.

Los cuatro estilos principales de apego son:

Apego seguro:

Al crecer con apego seguro te sientes confiada en que tus cuidadores estarán accesibles y responderán tus necesidades con relativa disposición. También te sientes cómoda explorando tu entorno pues sabes que al regresar a tu cuidador te apoyará cuando sea necesario. En la vida adulta, las personas con estilo de apego seguro tienden a formar relaciones sanas y equilibradas. Se sentirán cómodos con la intimidad y, en general, confiarán en los demás. Suelen desarrollar relaciones duraderas y de confianza al mismo tiempo que consiguen expresar sus emociones y necesidades sin miedo al abandono.

Apego ansioso-preocupado:

Cuando te desenvuelves en un entorno donde hay inseguridad acerca de la disponibilidad y la capacidad de respuesta de tus cuidadores, estableces un estilo de apego ansioso-preocupado. Es posible que esto repercuta en tu sentido de seguridad y control. Por ende, puede conducirte a formar relaciones demasiado dependientes o posesivas debido al miedo al abandono. En la edad adulta, puedes llegar a basar tu felicidad y tus relaciones en este tipo de apego, por lo que constantemente buscarás la aprobación y validación de tu pareja. Potencialmente también te sensibilizará en exceso a cualquier percepción de rechazo.

Apego desdeñoso-evasivo:

Por otro lado, si creces en un ambiente con estilo de apego desdeñoso-evasivo, puedes aprender a restarle importancia a tus necesidades de conexión y cercanía, así como a la necesidad de apoyo emocional. Tenderás a volverte autosuficiente con una propensión a evitar buscar consuelo en tus cuidadores. En la vida adulta, al no expresar tus emociones y necesidades, éstas suelen quedarse sin atención y consideración generando dificultades con la intimidad y la confianza en los demás.

Apego temeroso-evasivo (también conocido como apego desorganizado):

Al crecer en un entorno desorganizado aprendes a vivir con emociones contradictorias. Puedes desear cercanía con tus cuidadores, pero al mismo tiempo temer ser herida, lo que te lleva a relaciones inestables. En la edad adulta, es posible desarrollar relaciones de amor-odio en las que deseas intimar, pero tienes miedo al abandono. Esto es porque mostrarás tener dificultades para confiar en los demás y sentirte vulnerable.

Recuerda que los estilos de apego no son fijos y tienden a evolucionar con el tiempo en función de las experiencias y relaciones de la vida. Recuerda también que estos estilos no se limitan estrictamente a las relaciones románticas; igualmente pueden influir en las amistades y otras conexiones interpersonales. Y, por último, como con otros aspectos de la experiencia humana, estos patrones relacionales se pueden cambiar o mejorar con apoyo y asesoramiento terapéutico.