Las distorsiones cognitivas son esos modelos de pensamiento negativos e ilógicos que nublan tu percepción de la realidad. Actúan como filtros mentales que te llevan a hacer interpretaciones erróneas, totalitarias y cargadas de emoción, lo que a su vez alimenta condiciones psicológicas como la ansiedad y depresión e influyen en tu percepción de la realidad y tu autoestima.
Un paso clave para superarlas es reconocerlas de manera consciente. A continuación, te comparto las más comunes para que puedas comenzar a trabajar en ellas:
Distorsiones cognitivas comunes
- Pensamiento todo o nada: visión extremista sin matices. Suele incluir palabras como “siempre” y “nunca”.
- “Si no hago esto perfectamente, entonces soy un fracaso total.”
- Sobregeneralización: una mala experiencia se convierte en la base de todas las futuras.
- “Me fue mal en esta entrevista, nunca voy a conseguir trabajo.”
- Filtro mental negativo: solo te fijas en lo malo, dejando de lado lo positivo.
- “Todos dijeron que lo hice bien, pero una persona me criticó, así que fue un desastre.”
- Personalizacion: Sientes que eres responsable de todo lo que ocurre.
- “Mi amiga estaba de mal humor, seguro fue por algo que yo hice.”
- Razonamiento emocional: lo que sientes, lo consideras verdad.
- “Me siento inútil, así que debo serlo.”
- Debeísmo: expectativas rígidas e inflexibles que generan culpa y frustración,
- “Debería estar feliz y ser productivo siempre, si no, algo está mal conmigo.”
- Falacia de control: sientes que tienes control total o nada de control.
- “Todo depende de mí; si algo sale mal, es completamente mi culpa.” o “No importa lo que haga nada cambiará.”
- Falacia de justicia: evalúas la vida con un estándar de justicia poco realista.
- “No es justo que yo trabaje tanto y no reciba el mismo reconocimiento que los demás.”
- Falacia de recompensa divina: esperas una recompensa por sufrir o esforzarte.
- “Después de todo lo que he sufrido algo bueno debería pasar.”
Estos esquemas mentales no solo influyen en tu bienestar, sino que también impactan tus relaciones, decisiones y cómo ves el futuro. La buena noticia es que puedes cambiarlos a través del autoconocimiento, la práctica y herramientas terapéuticas.
Toma las riendas de tus pensamientos. Reconócelos, cuestiona su validez y transforma tu mente. ¡Tu bienestar mental realmente lo merece!